Por todos es conocido
que somos agua en dos terceras partes de nuestro cuerpo y prácticamente todas
las partes de nuestro cuerpo se nutren de agua para su correcto funcionamiento.
Aunque algunos datos
todavía pueden sorprendernos, como que nuestros cerebros son más de 75% agua;
nuestra sangre más de 92% y nuestros huesos, un 22%.
Además de formar
nuestro cuerpo, el agua es necesaria
para aportar los nutrientes y el oxígeno a nuestras células, regular la
temperatura de nuestros cuerpos y eliminar residuos sobrantes a través de la
orina y la sudoración.
“Si nuestro cerebro es un 75% agua, mantener una buena hidratación es
primordial para mantener un buen rendimiento mental, además de físico.”
Pues bien, todo ello
implica que para mantener una buena salud, es necesaria una buena hidratación,
ya no sólo cuando realizamos deporte, que en ese caso es primordial para
mejorar el rendimiento; sino también cuando estamos sentados en una oficina
durante las horas de trabajo o si trabajamos en algo que implique un mayor
esfuerzo físico, como podría ser el trabajo en un taller, una fábrica o
cualquier trabajo manual.
El ambiente cargado de
las oficinas en invierno, con la calefacción a tope, o el aire acondicionado en
verano, implica ambientes secos que provocan pérdidas de agua de nuestros
organismos a través de la sudoración y la respiración.
Para hidratar el
cuerpo en estos ambientes y en fábricas donde el trabajo físico implica más
sudor, es importante que en los puestos de trabajo se disponga de máquinas de agua para oficinas. Deben tratar de facilitar al máximo la
recuperación de agua, ya que nos pasamos más del 60% de nuestro tiempo semanal
en el trabajo y sin un fácil acceso a agua de calidad, así como una buena
disposición al uso de lavabos que mejore
la propensión del trabajador a hidratarse, estamos impidiendo el cuidado de
la salud.
Porque aún hoy, muchas
empresas limitan a sus trabajadores el tiempo y las veces de acceso al lavabo,
con la falsa creencia de que así se mejora la productividad de los mismos. Pero
esta práctica debería dejar de darse, ya que están menguando la predisposición
del trabajador a beber, al no poder hacer uso de los servicios cuando su cuerpo
lo requiera, y por tanto perjudicando su salud física y mental. Lo último que
hay que hacer es poner trabas a la hidratación, debería ser justamente al
revés.
Para mejorar la
productividad, qué mejor que disponer de fuentes de agua que, además de beneficiar a la salud a través de una
correcta hidratación, permiten al trabajador 2 minutos de desconexión al
rellenar la botella o ir a tomar un vaso de agua, que le permitan recobrar
fuerzas y energías y levantarse de la silla, con todos los beneficios que eso
supone si se realiza cada hora y media de trabajo.
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