Si estudiar
una carrera universitaria hoy por hoy ya es caro de por sí, el hecho de suspender una asignatura y tener que
repetirla se ha convertido en un lujo que no todos los estudiantes pueden
permitirse. www.cosasdeeducacion.es
Hace no muchos
años, ir a la universidad solía permitir compaginar la vida académica con la
laboral para poder pagar los estudios a la vez que continuábamos cursando una
carrera universitaria.
Esto se ha
vuelto cada vez más difícil. Entre las prácticas y clases presenciales
obligatorias, y la infinidad de trabajos a realizar, no se permite compaginar la vida de estudiante con cualquier otra labor.
O si lo permite, es a un coste muy elevado.
Además, si
tenemos en cuenta que desde 2008 el precio de cada crédito universitario ha
aumentado en un 45%, entenderemos que hoy en día ir a la universidad se ha
convertido en una opción que ya no queda al alcance de todos.
El coste universitario
Este
incremento no es igual año tras año en todas las Comunidades españolas. En
Cataluña, por ejemplo, en el 2013 se incrementó entre un 15 y un 25% el precio de las primeras matrículas con respecto al año
anterior. Esto supuso que en las carreras de grado, con 60 créditos al año,
los costes pasaran de 900-1000€ a 1150-1250€ por los mismos créditos al año
siguiente. Si multiplicamos estos costes anuales por los 4 cursos que duran
este tipo de grados, con un total de 240 créditos, el coste total de estudiar
sube a 4.400€ de media.
Para los que
suspenden la asignatura, estos costes se elevan todavía más, incrementándose hasta el 40% las tasas de matriculación por
aquellas asignaturas que se están repitiendo.
El argumento
oficial del Gobierno es el de incentivar el estudio y premiar a los buenos
estudiantes, no obstante, supone una
gran barrera para todos aquellos estudiantes universitarios que trabajan al mismo
tiempo. En estos casos es común que el estudiante-trabajador no llegue a
tiempo para aprobar un examen o entregar el trabajo final, haciendo que tenga
que repetir la asignatura con el aumento de costes que ellos supone. Ante esta
situación muchos se ven obligados a pedir dinero rápido y urgente a prestamistas privados que les
concedan crédito para poder seguir estudiando.
Las terceras
matriculaciones se elevan hasta el 75%
del coste de matriculación y en el caso de las cuartas, el alumno asume el
100% del coste.
El coste de los masters
universitarios
Con la
implantación de los grados universitarios, estudiar un máster después es casi
una obligación para especializarse en aquello a lo que realmente se quiere dedicar.
En cuanto a
los másteres no habilitantes, los
que no son necesarios para ejercer una profesión, el coste aumentó un 40-50%. Así, los másteres Oficiales de las
Universidades Públicas, pasaron de
1.800€ a 2.700€ del 2012 al 2013.
Estos
incrementos han supuesto una bajada del
número de matriculaciones de másteres públicos de hasta un 3% en las
universidades públicas, no siendo así en las universidades privadas, que ha
bajado tan solo un 0,5% en los últimos años.
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